13 de marzo de 2014
De protagonista involuntaria de un video viral a la youtuber del momento, María Fernanda Brizuela nos habla de todo en una entrevista explosiva, desde gordofobia hasta su acidísimo manifiesto contra la cultura autogestiva. En sus propias palabras, la historia de la chica (y el elefante) detrás de “Jumbo”.
X LUCIANA AYALA
Hablemos un poco de este devenir Jumbo.
Es un poco raro porque más allá de haber elegido el nombre artístico o como quieras llamarlo, muchos lo siguen usando como insulto. Ponele, ahora cuando me gritan Jumbo por la calle lo tomo con orgullo.
¿Cuándo te empezaron a gritar por la calle?
¿Toda mi vida? No, bueno. Lo de Jumbo fue así. Yo no veía el video y le prohibí a todo el mundo mencionármelo. Cerré las redes, me armé una burbuja. Y entonces empezó a pasar que la gente me decía cosas, o miradas cuando iba al chino. Me terminé encerrando en mi casa. Era too much. Pero entonces pasó que me empoderé y me volví elefanta.
¿Elefanta?
Bueno, de ahí viene. Me puse a buscar en internet. Jumbo fue un elefante top —de hecho, el logo del Jumbo es un elefantito—. Fue el primero en llegar vivo a Europa y el primer influencer animal del mundo. La Reina Victoria era fan. Estamos hablando de ese nivel de diositud. Por supuesto, una vida espantosa. Imaginate. Lo llevaron de aquí para allá. Sin la más puta idea de qué se hacía con un elefante. Lo sedaban con whisky. Pero lo único que lo calmaba era su cuidador. Y los nenes. Jumbo tuvo una muerte horrible. Lo atropelló un tren. ¿Te imaginás eso? Bueno, cuestión que Jumbo pasa a la historia y queda ese significado de “gigantesco”. A mí me podría haber dado el ataque en un Coto, en un Carrefour, en un Farmacity… y no, un Jumbo tuvo que ser.
¿Fue a partir del elefante Jumbo que decidiste dar la cara y empezar a hacer tus propios videos?
Contribuyó. En realidad, siempre quise hacer videos pero no me animaba, o colgaba. Creo que cuando tenés una experiencia así, traumática, como puede ser que circule por internet un video tuyo en tu peor momento, llegás a un punto sin retorno, y tenés dos opciones: autodestrucción o evolución. Yo elegí lo segundo. Apropiarme del apodo Jumbo es parte de eso. Agarro tu burla y la convierto en algo hermoso. Y encima la monetizo. Te dejo en bolas.
Es muy empoderador esto que mencionás. Cómo tomaste lo que quisieron hacer de vos para convertirlo en otra cosa y en tus propios términos. Y si alguien sigue la evolución de tus videos, que en pocos meses acumularon cientos de miles de visitas, siempre te enfocás en lo bizarro, lo escatológico, lo incorrecto, pero no desde un lugar cínico, sino que hay una inquietud real detrás. Pienso, por ejemplo, en el eje del cuerpo. Poner el cuerpo y discutirlo.
Totalmente. Y no sólo se trata de discutir la gordura: discutir el color de la piel también, o simplemente habitar un cuerpo de mujer. Cuando se hizo famoso el video del Jumbo, una de las cosas que más me mortificó fue haberme sacado en público al punto de exponer la cuestión de salud. Yo justo había comprado el antimicótico y lo tenía en la mochila y ¿qué tiene que venir un forro a invadir mi privacidad, mi intimidad? Cuando yo le revoleé la medicación fue mi manera de denunciar esa invasión ilegal. Es una lectura que me llevó tiempo poder hacer. Hace poco hice el video del ginecólogo, medio parodiando la situación, y la verdad me impresionaron los mensajes privados de pibas que no se animaban a comentar pero como que hubo una catarsis colectiva de todo el estigma de la salud ginecológica. Por un lado los chongos quieren recibir sexo oral, pero a vos no te la chupan ni en pedo porque ah, no, qué asco. ¿Cómo se llama eso?
Misoginia.
Y gordofobia. Yo el primer “gorda” lo escuché de mi vieja.
¿Tuviste una infancia difícil?
Y… te tiro un ejemplo. Teníamos buen pasar pero a los 16 me obligaron a buscar trabajo. Empecé volanteando y al toque me tomaron en McDonalds. No podía dejar de pensar que le estaba sacando el lugar a alguna Jennifer que realmente necesitaba el trabajo, todo por tener padres biempensantes.
Ya tenías conciencia de la justicia social.
De la justicia. Punto. De chiquita siempre fui justiciera, siempre que me metí en quilombos o me amonestaban, era por una situación que quise rectificar. Y volviendo al video infame, al nacimiento de Jumbo, nadie habla de la discriminación que sufrí. Reconozco que tiré la primera piña. Pero ¿yo era la potencial ladrona, cuando ya había comprado y pagado? ¿Y eso por qué? Las dos sabemos por qué.
Por gorda.
Y encima no te trata de ladrona uno, sino varios, y la gente en vez de ayudarte te filma…. Todo tiene un límite. No fue ningún ataque de furia. Fue discriminación. Asumámoslo, si yo fuera una chica pastel, nadie me hubiera venido a joder. Pero soy una gorda morocha.
Hablando de furia, fue muy preocupante la pelea con esta rival que apareció en las redes sociales acusándote de robarle las ideas. ¿Vos antes eras amiga de Cherry Fix?
Fuimos amigas pero no la nombremos. No hay que darle entidad.
Pero te amenazó públicamente de muerte. No sólo en los comentarios en los videos, hace poco salió a la luz una perfo de ella acuchillando un muñeco de goma espuma con tu foto, gritando “imitadora, imitadora”.
Sí, le encanta todo eso. Magalí siempre tuvo esa cosa border. Poné el nombre de verdad: Magalí Méndez. La gorda es una máquina de generar vergüenza ajena. Si buscás en youtube CHERRY FIX CROMAÑÓN, capaz que todavía está, te querés morir. Esto fue hace muchos años, para el tercer o cuarto aniversario de Cromañón. Está ella en la terraza de Dos de corazones y se pone a hacer una danza con unos tules negros en medio de un círculo de velas al son de El amante de fuego, de Mecano. Loca, inconsciente. Y en cuanto a las amenazas… yo no la voy a denunciar. Siempre se lo decía, cuando éramos amigas. O sos envi o sos diosa. Ella eligió. Yo la ayudé mucho. La banqué en mi casa mucho tiempo. Le di de comer y hasta me usaba la ropa. Y ahora se manda esto diciendo que yo la imito a ella por el video de “batida de coco”… Vergüenza ajena. No se da cuenta de que los dueños de esos centros culturales mugrosos la invitan a hacer esos espectáculos patológicos para aprovecharse. La gente se ríe de ella, no con ella. Lo peor que nos ha pasado como civilización en el último tiempo es el flagelo del centroculturalismo. No sé con qué cara salen a quejarse de que los clausuran.
¿A qué te referís con “centroculturalismo”?
A esta idea extendida de que un par de chetos son los mártires de la cultura por heredar un PH y poner a los amigos a tocar cumbia irónica con ukulele y hacer pan relleno vegano. No pueden hacer nada sin abrir un paraguas con un chistecito canchero. “No es que soy mediocre, es que vos no entendés". Boludos algorítmicos. Animadores. Lloran subsidios pero negrean a los empleados Y nadie dice nada porque hay que besar el anillo, que no por nada es un diminutivo.
¿Qué alternativas hay?
No ser parte de eso. Los artistas deberíamos encontrar otros canales, y dejar de regalarles lo que hacemos a esta manga de sintalentos. Hola, mirá quién te lo dice. Que se queden con Magalí enredada en tules, la poesía slam y esas pelotudeces de jardín de infantes que hacen. Si a nadie le importa
¿Vas a continuar haciendo videos de Jumbo?
¡Obvio! ¡Una amigaza la Jumbo! ¿Más té?