0306 Fade out

A PESAR DE LA DISTANCIA GEOGRÁFICA y mental que las separaba, Cherry y Ana se esforzaban en organizar una merienda anual y estar presentes en los cumpleaños, aun veinte años después. Ana había vivido en Buenos Aires durante un tiempo e incluso había compartido el tren de vida de su amiga en sus primeros años de ciudad, pero todo hizo un lento fade out cuando focalizó en sus estudios y luego en su novio. Más cambios llegaron cuando, pisando los treinta, formó una familia y se mudó al barrio Los Pinos en Brandsen. Cherry, por su parte, había llegado a la tercera década casi de la misma manera que había desembarcado en Buenos Aires a los dieciocho. Con mayor o menor variación, año tras año siempre tuvo proyectos para conquistar la escena cultural, siempre estuvo mal de trabajo, siempre hubo amistades ambiguas: algún chico parecía gustar de ella, alguna amiga parecía intentar destruirla. Pasaban las personas pero quedaban los casilleros. De vez en cuando se le metía un exilio en la cabeza: a Brasil, a Berlín, al sudeste asiático… pero nunca pasaba de contarles el proyecto a todos sus amigos y atosigarlos con decenas de mensajes instantáneos al respecto para después abandonarlo como si nada y sin pedir disculpas. Esa noche se había quedado a dormir en lo de Ana después de un llamado de emergencia. Sollozaba espasmódica en los brazos de su amiga, que la acariciaba. El marido y los chicos dormían.

Los truenos lejanos acompañaban el llanto.

—¡Es una mediocre! ¡Nunca tuvo una puta idea ni jamás le interesó hacer videos y ahora me roba las ideas y literalmente me imita, me parodia! ¡Es lo más caníbal del mundo! ¡Esto se tiene que terminar! ¡Se va a terminar!

Ana suspiró y abrazó fuerte a su amiga. Afuera se congregaban los rayos de otra tormenta seca. El viento caliente abrió la ventana y azotó una puerta.