0902 ATC
Andrés Percivale: Qué tal Flavio, ¿Cómo estás? Vení. ¡Vení, vení!
Graciela Alfano: Vení.
Andrés Percivale: Vení. ¿Qué hacés? Estás ahí, viendo el monitor.
Graciela Alfano: ¿Cómo estás?
Andrés Percivale: ¿Qué tal? ¿Cómo te va?
Graciela Alfano: Ahí se saludaron.
Andrés Percivale: ¿Estás bien? ¿Estás contento? Tenemos muchas cosas para preguntarte y que nos digas. ¿Por dónde empezarías, Graciela?
Graciela Alfano: ¿Por dónde empezaría con este niñito? No sé, le preguntaría a qué juega.
Andrés Percivale: Yo leí una cosa en tu libro—
Graciela Alfano: —a qué jugás.
Andrés Percivale: —que me gustó mucho.
Flavio Cabobianco: Buena pregunta. A qué juego. ¿A qué jugaba o a qué juego?
Graciela Alfano: A qué jugás ahora.
Flavio Cabobianco: Ahora me gusta—estoy jugando con mi hermano una cosa que se llama juegos de rol.
Graciela Alfano: ¿Juegos?
Flavio Cabobianco: Juegos de rol. Son muy comunes. Bah, nosotros empezamos, en realidad. Bah, no lo empezamos. Nosotros estábamos en el auto y no sabíamos qué hacer y empezamos a desarrollar un juego.
Graciela Alfano: ¿Pero te los enseñó alguien? ¿Tu mamá, tu papá?
Flavio Cabobianco: No. Después descubrimos que ya estaban inventados.
Graciela Alfano: Pero se les ocurrió a ustedes.
Flavio Cabobianco: Se nos ocurrió al principio a nosotros.
Graciela Alfano: ¿Y de qué se trata?
Flavio Cabobianco: Se trata de que vos sos una persona en algún mundo. Por ejemplo, puede ser en la Tierra. Y el otro es todo lo que no sos vos.
Graciela Alfano: Ahá. ¿Por ejemplo?
Flavio Cabobianco: Ponele, yo qué sé—
Graciela Alfano: Si jugaras conmigo.
Flavio Cabobianco: Vos podrías ser, por ejemplo, una empresaria. Y yo podría ser, no sé—
Graciela Alfano: Un cantante.
Flavio Cabobianco: Claro. Y entonces todo lo que no es eso—porque vos decidís. Y el otro te dice dónde estás y lo que te está pasando.
Graciela Alfano: Ahá.
Flavio Cabobianco: Entonces vos decís “voy allá” y él te dice “bueno, ¿qué hacés?”. Bueno, no sería muy divertido jugar con una empresaria y un cantante, pero se podría jugar también.
Graciela Alfano: ¿Y ustedes qué eligen? Sentate, Flavio. ¿Ustedes qué eligen, por ejemplo? ¿Está Marcos? Marcos es tu hermano. ¿Está Marcos ahí? Vení. ¿Cuántos años tenés, Flavio?
Flavio Cabobianco: Diez, pero ya cumplo dentro de unos días. Hoy es ¿veintiuno? Cumplo dentro de cinco días, cumplo once.
Graciela Alfano: Y tu hermanito, vení Marcos. Hola, qué tal, cómo te va. Este es Marcos. Marcos Cabobianco, qué tal. Andrés. ¿Vos cuántos años tenés, Marcos?
Marcos Cabobianco: Trece.
Graciela Alfano: ¿Cómo es este juego que juegan? Me resulta interesante, un poco incomprensible —no incomprensible del todo—, pero para hacerlo más explícito.
Marcos Cabobianco: Es un juego en que la persona—hay dos personas o más, es para jugar de a dos, no para jugar en solitario—hay una persona que es el director del juego, y los otros son los personajes. Este director del juego va ambientar el mundo que se vive en ese momento. Por ejemplo, se podría vivir en este mundo actual, ahora. 1992.
Graciela Alfano: Ahá.
Marcos Cabobianco: —o se podría vivir en el 1800, por ejemplo.
Graciela Alfano: O en 1492.
Marcos Cabobianco: Cualquier—
Graciela Alfano: Claro, entonces yo puedo ser Colón, vos podés ser la Reina de España.
Marcos Cabobianco: Claro. Y yo, por ejemplo, yo soy el que les cuento, por ejemplo. Están ustedes dos y vos sabés que tenés que partir con tus calaveras—carabelas—
Graciela Alfano: Ca·ra·be·las.
Marcos Cabobianco: —a hacer un viaje importante. Entonces vos la tenés que convencer a la reina.
Graciela Alfano: —que sos vos.
Marcos Cabobianco: Entonces en ese momento yo voy a ser el que va a arbitrar la partida. Voy a ver qué tan buenas son tus palabras para convencerla y hacer algunas tiradas de dados, por ejemplo, para ver si a él le llega eso. Entonces yo le aviso: Flavio, lo que te está diciendo es interesante. ¿Qué te parece si vendés tus joyas, eh?
Graciela Alfano: Estás haciendo un poco de Dios también, ¿no?
Marcos Cabobianco: Es eso. Ése es el juego. El destino.
Flavio Cabobianco: Le pusieron “el juego del destino”. No nosotros.
Graciela Alfano: Qué bueno, ¿eh? Qué interesante.
Marcos Cabobianco: Es un juego bastante mental, se juega con algunas hojas y—
Andrés Percivale: Les voy a hacer una pregunta, en el libro leí que hay una vieja tradición que dice que cuando uno nace viene un ángel y te da un beso y uno se olvida de todas sus vidas anteriores—
Flavio Cabobianco: Una metáfora es.
Andrés Percivale: Es una fantasía, es una tradición.
Flavio Cabobianco: Una metáfora.
Andrés Percivale: Y menos mal que te olvidaste de todo. Vos a tu mamá o a tu papá le decís en el libro que cuando estabas por nacer lo esquivaste un poco al ángel, y apenas te rozó y entonces vos te acordás de todo lo que fuiste, todo lo que viviste, todo el trayecto que hiciste—
Flavio Cabobianco: —porque me tenía que pasar—
Andrés Percivale: —esperate un segundito. Todo el trayecto, toda la vida, la historia, el espacio, las almas, todos los patines, los veleros, las monocicletas, hasta nacer. Fijate vos una cosa qué interesante lo que vas a comprender ahora: lo que es un corte comercial. Uno establece la gran intriga de por qué vos te acordás de todo eso. Le decimos al señor y la señora: vea unos anuncios que enseguida volvemos y Flavio sí —y el papá y la mamá— nos cuenta todo.
Locutor: En directo con la gente, Flavio Cabobianco. Algo extraordinario para conocer y opinar. Hoy tiene diez años. Cuando tenía seis decía, por ejemplo: “Todos somos partecitas salidas de Dios, entre muchos destinos se forma el único destino: el Destino de la Humanidad”. Flavio está con nosotros y, claro, con Graciela y Andrés. Siempre en ATC.
Graciela y Andrés, ATC, 1992