0602 BAND
Festival Buenos Aires No Duerme 1998. Más de doscientas horas ininterrumpidas de actividades culturales: recitales, talleres, cursos, teatro, exposiciones, publicaciones. Como Ana se bajó del plan por un chico, Cherry va sola: el encuentro con la red no puede posponerse más. Hace la fila bajo el sol y se mete en el predio sin dejarse distraer por nada. Tiene un solo objetivo. Enseguida se suma a la fila interminable para usar 30 minutos de internet. Las computadoras, sesenta en total, están dispuestas en tres plataformas circulares, mientras, de fondo, dos proyectores muestran la actividad de dos monitores en pantalla gigante.
Hay cientos antes que ella. Calor, sed y aburrimiento por horas. En el primer piso, otra fila para tirarse a dormir en los sillones de la biblioteca. Nadie para conversar, nada para leer. El walkman sin pilas. Se pregunta qué hace ahí, rodeada de desconocidos esperando para sentarse frente a una computadora por media hora, pero se convence de no desistir. Las pantallas proyectan salas de chats ante un publico maravillado por el desembarco de la red. Cuando les toca sentarse, la mayoría de los internautas no tiene idea de cómo seguir. Tres asistentes los socorren y controlan que nadie deslice obscenidades en la proyección.
Pasan las horas y el turno no llega; Cherry no se da por vencida. Está preparada para realizar búsquedas sobre sus bandas preferidas, pero la mera idea de sentarse frente a una computadora y que alguien le responda del otro lado le hace ilusión. Anticipa sus treinta minutos de internet con ansiedad eufórica. El dial up inyecta suspenso en los contenidos. Matrices de cuadrados poco a poco despixelan su verdad. Los espectadores inmóviles siguen las interacciones. Hora del recambio. Es el turno de Cherry. Le toca una de las computadoras con proyección y se sale de su cuerpo. Palpitaciones. No imaginó que el debut en la red sería en pantalla gigante a la vista de todos. Nunca pisó un escenario. Hace su primera búsqueda en Altavista y llega a una sala de chat en castellano. Todo tarda. La oportunidad perfecta para repasar los emoticones aprendidos en una Muy Interesante. Finalmente hay conexión. La sala es un caos de usuarios y texto en cascada, el público expectante. Cherry Fix hace su primera aparición en pantalla. Nadie sabe quién es, y aunque nunca estuvo en esa situación, sabe que el límite lo pone ella. Y entonces empieza la interacción. De un momento a otro es una seductora implacable. Es graciosa, oscura y atrapante. Es una hechicera. Es una adversaria formidable. Cada vez se congrega más público frente a la proyección. La alimentan. Les escribe, les hace chistes. Ellos responden. El tiempo pasa demasiado rápido y se acerca el final. Como después de una montaña rusa, ya está pensando en hacer la fila de nuevo para volver a la computadora. Es capaz de calcular dónde ubicarse para que le toque nuevamente una máquina con proyector. Puede soportar horas de cola con tal de volver a transmitir. Está decidida. Chatea un poco más hasta que "Cherry Fix gorda".
No puede ser.
Lee de nuevo: "Cherry Fix gorda". Mira alrededor, pero puede ser cualquiera. "Cherry Fix, estás en Buenos Aires no duerme. No te hagás la boluda. Sos la gorda fea vestida de negro". El auditorio responde con risas.